2 oct 2014

Camino al andar

Realizo este blog con el fin de tratar temas ricos sobre la primera infancia. Me propongo realizar entradas con un respaldo teórico práctico adquiridos previamente a través de talleres y seminarios que he realizado, creo útil trabajar de esta manera ya que me propongo informar y llegar con temas que realmente me interesan. Concluyendo, está dedico a toda esa gente profesional y no profesional que cree que la primera infancia y su trabajo con ella es fundamental para la vida.
Sabrina Sum- Alumna de Asistente Técnico en Primera Infancia. Generación 2013. IFD de la costa

A continuación un cuento algo atípico…  

El patito lindo

Había una vez un patito lindo. Era lindo porque los bebés son lindos, aunque nazcan arrugados, colorados y gritones. No hay nada más agraciado que la infancia: basta con ver cachorros de león o de leopardo, hipopótamos en la niñez o jirafitas que apenas se sostienen sobre sus altísimas patas. Pues bien, este patito era lindo como todos los patitos. ¡Y ahí estaba el problema! En cuanto se vio reflejado por primera vez en el agua de la laguna, se dio cuenta de que era lindo, tan lindo como sus once hermanos, con su plumón amarillo, su pico negro y su andar chistosísimamente chueco. 

Y pensó: Todos somos lindos, ¡qué desgracia! Porque así nadie nos distingue. Somos iguales. ¡Y yo quiero ser diferente!.

En su inocencia pensó que para ser diferente, tenía que afearse. Quiso pincharse un ojo con la espina para quedar tuerto, pero la espina se convirtió en pétalo y le acarició el párpado. Quiso que le saliera una joroba, pero cuando vio al camello-infante se dio cuenta de que los camellos son lindos con joroba. Quiso que el pico se le convirtiera en trompa, pero cuando vio al elefante-infante se dio cuenta de que los elefantes son lindos con trompa. Y así le pasó con todo lo que él creía que era un defecto. ¡Resulta que los defectos son virtudes, según quien los lleva!

¿Qué pasaría con una cebra sin rayas, con una foca sin aletas, con un león calvo?

Se dio cuenta de que la bellísima ave del paraíso habría quedado ridícula con pico de pato (que a él le quedaba lo que lo se dice brutal), de que un ciervo habría quedado ridículo con patas de pato (que a él le quedaban bárbaras), o de que un pato con rayas de cebra, aletas de foca o melena de león habría quedado más ridículo que el ridículo mismo. Y entonces, como además de ser patito lindo era patito inteligente, se conformó. Tanto que cuando una vez le preguntaron lo que quería ser cuando fuera grande respondió:
Quiero ser pato.

El personaje que le preguntó eso se quedó algo sorprendido y agregó:
“¿Pato lindo o pato feo? Y nuestro protagonista le contestó, tan campante: Pato solamente.


Adaptación de Eduardo Guido Kieffer